Ni Marion Cotillard, chica que no remonta.
Ni Joaquin Phoenix, con lo que es El Phoenix.
Ni muchísimo menos Jeremy Renner, pero a este chico qué le han visto. Consiguen esa gran interpretación que tenían las grandes pelis de antes, a la que esta pretende imitar, pero sin éxito y sin ritmo ni tensión. Ideal para la siesta profunda del domingo.
No hay quién se trague este muermazo, manido, recontado, pasado y sin intención crítica alguna.