Aunque las dotes interpretativas de Anna Faris para mi gusto aún dejan mucho que desear, la chica hay que reconocer que hace gracia y aunque las innumerables y absurdas excusas de guión para que podamos ver desnudo a Chris Evans no tienen sentido alguno, lo cierto es que nunca está de más verle desnudo, cuanto más mejor.
¿Por qué no reconocerlo? Es una estupenda comedia para un domingo lluvioso de otoño. Entretiene sin pretensiones ¿qué más se puede pedir?.
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