Mia Wasikowska es la belleza y la delicadeza en estado puro y en este cuento dulce es sin duda la perfecta anfitriona para contar una historia que te llega al corazón como una caricia.
Henry Hopper no llega pero se esfuerza en darle la réplica durante todo el metraje.
Y si bien es cierto que Gus Van Sant nos tiene acostumbrados a obras más redondas tal y como está el panorama cinematográfico merece la pena verla.
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