En toda trayectoria cinematográfica llega un gran director y hace una patata.
Esta es oficialmente la patata de Aronofsky.
La intención era buena, pero la tetricidad, puesta en escena, falta de ritmo y carencia de interpretación, hacen de esta historia algo realmente soporífero.
De este arca no se salva nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y a ti ¿qué te pareció?